Es una técnica de mínima invasión que nos facilita entrar en la articulación de la cadera sin necesidad de hacer grandes abordajes (heridas) y sin embargo nos permite hacer un tratamiento igual de efectivo que la ténica abierta.
Al ser una técnica artroscópica, la recuperación es más rápida. Tiene un ingreso que no suele ser mayor de 1 día y permite el caminar con bastones y carga parcial desde las 48 horas, en las que el paciente incluso inicia ejercicios suaves de bicicleta estática.
Ideado para tratar patologías como el choque femoroacetabular; bursitis trocantereas; lesiones del labrum; cuerpo libre intrarticular.
En combinación con el uso de factores de crecimiento plasmático (PRP) es un método efectivo de tratamiento de la patología de la cadera del deportista y del adulto joven. Previene de este modo el desarrollo de una artrosis temprana de la cadera.